La retama amarilla, Retama sphaerocarpa, es una especie de la familia Fabaceae o Leguminosa, que en estos momentos podemos disfrutar por nuestros campos y que desprende un agradable olor dulzón. Es un arbusto con ramas junciformes, muy flexibles, que pierden las hojas muy pronto. Sus pequeñas flores amarillas se disponen en racimos laterales.
Es una planta con polinización por entomofilia y estos días podemos observar una gran variedad de insectos a su alrededor atraídos por sus flores. Es una entomofilia sin recompensa, ya que los insectos se acercan a las flores porque se parecen a otras que sí ofrecen néctar. Cuando el insecto contacta con la flor, esta se abre de golpe, expulsando el polen, de forma que queda sobre el cuerpo del insecto, que lo transportará a otra flor en su busca de néctar, pudiéndose producir así la polinización.
El fruto es una legumbre globosa con una semilla (a veces, dos) que queda libre, de forma que cuando se agita produce ruido como una maraca.
Este arbusto es común en cualquier terreno, no excesivamente frío ni húmedo. Su distribución es ibero-norteafricana. Es indiferente edáfica, es decir, aparece en cualquier tipo de suelo. Aparece en los claros y matorrales y puede llegar a formar matorral de sustitución en zonas donde se han destruído los bosques, pudiendo ser la especie dominante, en cuyo caso hablamos de retamares. En nuestro entorno es bastante común al ser utilizada en las repoblaciones junto a pinos y encinas. En muchos de estos casos al pasar el tiempo se convierte en la especie dominante, dados sus escasos requerimientos.
Es una especie forrajera para ovejas y cabras. Úno de sus usos más comunes es para fabricar escobas, a lo que alude alguno de sus nombres comunes. También se ha usado como leña.
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