Entre las plantas secas de nuestros bordes de caminos y cunetas todavía se pueden encontrar las bellas flores azuladas de la achicoria. Esta planta de la familia Asteraceae o Compuestas florece a finales del verano y su estrategia es ocupar los lugares frecuentados por otras plantas, que por esa época ya se han secado. Esta planta tiene una raíz gruesa y profunda donde almacena agua y nutrientes, que le permiten desarrollarse durante el estío.
Las flores están reunidas en capítulos con llamativas lígulas, de un especial azul, que cierran la inflorescencia por la noche o los días nublados y las abren con la presencia de la luz solar. Esto impide desperdiciar polen y asegurarse su dispersión por los insectos, que por esta época no tienen mucho donde elegir.
La achicoria tiene sabor amargo que aleja a posibles degustadores pero en tiempos de escasez se utilizaba como verdura, consumiéndose sus hojas (está relacionada con las endivias, siendo estas del mismo género). También se ha utilizado esta planta como sustituto del café, utilizándose en este caso las raíces recolectadas en otoño.
Es una planta con propiedades medicinales, entre las que destaca ser eficaz contra el insomnio.
Es característica de suelos ricos en nitrógeno y suelos pobres, pero realmente puede presentarse en los ambientes más diversos.
Las fotografiadas son de un bordede camino del camino del Toril de Villanueva de los Infantes.