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Las entradas serán sobre lo que voy conociendo y fotografiando sobre vegetación en el Campo de Montiel y alrededores. Conocer siempre ayuda a valorar e incrementar el interés por conservar.

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En las páginas hay presentaciones sobre lugares protegidos e interesantes que voy conociendo del Campo de Montiel y alrededores. Algunas tardan un poco en cargarse.

domingo, 24 de octubre de 2010

QUEJIGO, ROBLE CARRASQUEÑO.





En estos días los colores otoñales salpican también los encinares enriquecidos con especies como el quejigo. Este árbol requiere condiciones parecidas a las de la encina, aunque necesita suelos algo más frescos y desarrollados, más profundos. Es una especie monoica que hibrida con otros Quercus con facilidad. La hoja es esclerófila aunque más económica, ya que es menos gruesa que la de la encina.
Típicas del quejigo son las agallas esféricas que se producen como reacción a la picadura de avispas del G. Cynips para realizar la puesta. Estas agallas son ricas en taninos y por ello se utilizaban para curtir y fabricar tintas.
Esta especie vive sobre todo tipo de suelos, tanto pobres como ricos en cal. Los fotografiados viven sobre suelo calizo y arcilloso en el encinar de las inmediaciones del arroyo del Toconar.
Una característica especial del quejigo es la marcescencia. Existen distintas teorías para explicar esta estrategia, que consiste en que las hojas cambian de color en otoño pero se mantienen prácticamente hasta que salen las nuevas hojas en primavera. Las teorías que intentan buscar un significado biológico a la marcescencia son variadas: protección de las yemas; impedimento al desarrollo de especies heliófilas por debajo de los quejigos y optimización del reciclado de nutrientes por caída de hojas extendida en el tiempo y porque la mayoría caen cuando las temperaturas son más altas (en primavera cuando empujan las yemas foliares), por lo que la descomposición es más rápida.

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